Por Saskya Vandoorne, CNN
Un empujón rápido. Un clip de una fracción de segundo que habría dominado las noticias en Estados Unidos durante días se transmitió en Francia solo por 24 horas y luego desapareció.
Cuando un video viral apareció el fin de semana mostrando a la esposa del presidente de Francia, Emmanuel Macron, Brigitte, empujando su rostro justo cuando él estaba a punto de bajar del avión durante una visita a Vietnam, ni una sola portada de periódico francés lo incluyó a la mañana siguiente.
¿Será porque el primer ministro François Bayrou habló de los esfuerzos financieros que Francia tendría que hacer con su presupuesto que pronto se revelaría? ¿O porque recientemente se detuvo a personas en una serie de secuestros de criptomonedas?
Lo más probable es que puso en evidencia una brecha cultural entre Francia y el mundo anglosajón: la arraigada creencia francesa de que la vida privada de los políticos debe ser protegida.
Esta tradición de discreción mantuvo oculta durante años a la hija ilegítima del presidente François Mitterrand. También ha supuesto un delicado silencio en torno a otras vidas personales controvertidas, como el notorio comportamiento de Dominique Strauss-Kahn con las mujeres.
El arresto del exdirector del Fondo Monetario Internacional por cargos de agresión sexual en Nueva York en 2011 puso fin abruptamente a su carrera política justo cuando emergía como un fuerte candidato a la presidencia.
Las mismas reglas no escritas salieron a la luz en 2014, cuando la revista Closer publicó fotos del entonces presidente François Hollande —disfrazado con un casco de motocicleta— llegando al apartamento de una amiga, donde supuestamente se encontraba con la actriz Julie Gayet.
En ese momento, Gayet era su novia, aunque él aún vivía con su pareja, Valérie Trierweiler.
La historia causó revuelo, pero la oficina de Hollande condenó la “invasión a la privacidad” y los medios pronto soltaron el tema.
En una conferencia de prensa, Hollande solo recibió una pregunta sobre su vida personal y la esquivó diciendo: “Los asuntos privados se tratan en privado”, silenciando a la multitud de periodistas franceses y dejando atónitos a los reporteros extranjeros.
Así que cuando el video de los Macron comenzó a circular, la respuesta inicial de los medios fue rápida, pero efímera. Los medios franceses repitieron el clip, lo analizaron brevemente y siguieron adelante.
Sin embargo, esa regla fundamental ahora se está poniendo a prueba.
“Con el tiempo, este tipo de historias personales se han vuelto mucho más difíciles de contener que hace 30 o incluso 20 años”, dijo Thierry Arnaud, corresponsal internacional y periodista veterano de BFMTV.
“Es cierto que no le dimos mucha importancia, pero es profundamente embarazoso para Macron. Estás invadiendo un momento íntimo de pareja y es incómodo, tanto para él como para quienes lo ven”.
La relación de Macron con Brigitte siempre fue poco convencional. Se conocieron cuando él tenía solo 15 años y ella era su profesora de teatro en una escuela privada de Amiens. Ella tenía 24 años más, estaba casada y era madre de tres hijos.
Lo que comenzó como una mentoría se transformó en algo más profundo, y para cuando Macron se graduó, ya le había prometido que algún día se casaría con ella. “Hagas lo que hagas, me casaré contigo”, le habría dicho cuando era adolescente.
Su historia fue utilizada como material de campaña en 2017; ambos hicieron pública su relación, posaron en revistas francesas y describieron su matrimonio como la celebración de una familia moderna, atípica, pero amorosa. A cualquier crítico se le tachaba de misógino.
“Al principio, fue una medalla de honor, un glamour especial que reforzaba su imagen (la de Macron) de audaz, tanto política como personalmente. Se enamoró de su profesora en la adolescencia y perseveró, pasara lo que pasara. Con el tiempo, esa imagen se ha erosionado”, dijo Arnaud.
Tras el incidente del empujón en Vietnam, la pareja mostró públicamente unidad esa misma noche, caminando de la mano por las calles de Hanói en un claro intento de acallar cualquier rumor de discordia doméstica.
Sin embargo, la línea entre lo público y lo privado se está desdibujando. Tradicionalmente, el Palacio del Elíseo ha mantenido una política estricta de no comentar rumores ni la vida personal de los políticos. No obstante, con el auge de las redes sociales y las campañas de desinformación, se ven arrastrados a estas controversias personales, desafiando esa postura de larga data.
En marzo, la comentarista conservadora Candace Owens revivió una absurda teoría conspirativa con un video en YouTube titulado “¿Es la primera dama de Francia un hombre?”
Promocionado ampliamente en X, Owens lo calificó como “probablemente el mayor escándalo en la historia política”. Desde entonces, Owens ha producido numerosos videos sobre Brigitte Macron para sus 4 millones de suscriptores en YouTube, incluyendo una serie de varios capítulos llamada Becoming Brigitte.
Aunque las afirmaciones son completamente infundadas y Brigitte Macron ha demandado con éxito a dos mujeres francesas por difundirlas, esto ha provocado una respuesta del presidente.
En un evento en París en marzo de 2024, Macron abordó el rumor de frente, diciendo que lo peor de ser presidente es tener que lidiar con “la desinformación y las historias inventadas”.
“La gente termina creyéndolas y eso perturba tu vida, incluso en tus momentos más privados”, dijo Macron.
Sus palabras ahora parecen proféticas, con el mundo especulando sobre un intercambio profundamente íntimo al que quizás nunca tengamos acceso.
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El “empujón” de los Macron desaparece de la prensa francesa News Channel 3-12.
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