Por Chris Lau y Rubén Correa, CNN
Con dos fugitivos aún prófugos tras una fuga masiva en Nueva Orleans y un exjefe de Policía condenado por homicidio prófugo en Arkansas, los casos de fugas audaces de alto perfil han acaparado titulares durante más de una semana.
Hasta el martes, las autoridades de Louisiana seguían buscando a Antoine Massey y Derrick Groves, más de una semana después de que los dos hombres y otros ocho reclusos, ya capturados, escaparan a través de un agujero en la pared detrás de un baño de una celda en una cárcel en Orleans Parish.
El sheriff dijo que la fuga fue un “esfuerzo coordinado” que involucró ayuda interna. La policía ha acusado a más de una decena de personas de ayudar a los reclusos. A la intriga se suman los antecedentes de Massey como fugitivo reincidente.
Mientras tanto, en Arkansas, varias agencias policiales están tratando de localizar a Grant Hardin, un exjefe de la Policía de Gateway, una pequeña ciudad ubicada cerca de la frontera con Missouri, después de que se fugara de la prisión North Central Unit en Calico Rock.
Hardin, que cumplía una condena de varias décadas por violación y homicidio, fue visto en las cámaras de vigilancia de la prisión vistiendo “un atuendo improvisado diseñado para imitar a las fuerzas del orden” mientras se escabullía, según el Departamento Correccional de Arkansas.
Los estadounidenses no son ajenos a las fugas de las cárceles. Casi 1.400 personas fueron condenadas por tribunales federales por haberse escapado entre 2019 y 2023, de acuerdo con la Comisión de Sentencias de Estados Unidos. Y eso es solo a nivel federal y solo toma en cuenta los que fueron recapturados y sentenciados.
Un estadounidense también tiene el récord mundial Guinness por la fuga más larga conocida de un prisionero recapturado. Se trata de Leonard T. Fristoe, quien fue condenado por matar a dos agentes del sheriff en 1920. Huyó de la Prisión Estatal de Nevada en Carson City tres años después y vivió libremente bajo el nombre de Claude R. Willis durante casi 46 años, según el Récord Mundial Guinness. Su hijo lo entregó en 1969.
Esta es la lista de fugas de las cárceles que acapararon los titulares y que captaron la atención de Estados Unidos a lo largo de los años.
Este romance prohibido en prisión fue tan cautivador que se convirtió en una serie policiaca de siete episodios dirigida por Ben Stiller.
“Escape at Dannemora” está basada en la fuga de una prisión en el norte del estado de Nueva York en 2015 por parte de David Sweat y Richard Matt, quienes comenzaron una relación romántica con la costurera de la prisión Joyce Mitchell y la convencieron de que los ayudara. Escaparon después de cortar las paredes de acero con hojas de sierra para metales que Mitchell introdujo a escondidas en la cárcel.
Esto desencadenó una persecución nacional de semanas que terminó con la muerte a tiros de Matt a manos de la policía y Sweat capturado cerca de la frontera con Canadá.
Mitchell confesó haber ayudado a los reclusos y fue sentenciada a hasta siete años.
El 11 de junio de 1962, tres prisioneros escaparon de la prisión de Alcatraz, una antigua base militar estadounidense situada en una pequeña isla frente a la costa de San Francisco.
Frank Morris y los hermanos Clarence y John Anglin, todos treintañeros, se deslizaron a gatas llevando una balsa rudimentaria a través de agujeros ocultos en las paredes de sus celdas, treparon por un ducto de ventilación hasta el techo y se lanzaron desde la fortaleza de la isla hacia las gélidas y agitadas aguas de la bahía de San Francisco.
Esta fuga también era digna de ser adaptada al cine. Clint Eastwood protagonizó la película en 1979, que mostró las medidas increíblemente extremas y elaboradas que tomaron los prisioneros para escapar.
Eso incluyó hacer cabezas de yeso de sí mismos, con cabello humano, para engañar a los guardias la noche de la fuga; y también ensamblar en secreto una balsa improvisada y chalecos salvavidas utilizando más de 50 impermeables robados.
Si bien nunca se encontró a Morris ni a los hermanos Anglin, los fans del drama criminal, y algunos de los propios familiares de los prisioneros, están convencidos de que lograron llegar a la costa y vivieron escondidos de la justicia y de la mirada pública.
Alcatraz, ahora un popular destino turístico operado por el Servicio de Parques Nacionales, volvió a ser el centro de atención a principios de este mes cuando el presidente Donald Trump dijo que ordenaría a las agencias federales reabrir la prisión para “albergar a los delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos”.
Más tarde, Trump les dijo a los periodistas que era “solo una idea” que tuvo debido a los “jueces radicalizados” y citó las preocupaciones sobre el debido proceso legal y las sentencias de estos en contra de algunas de sus tácticas para tomar medidas enérgicas contra la inmigración ilegal.
A pesar de las presuntamente cómodas condiciones en la prisión de Puente Grande, en México, el capo del narcotráfico Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera escapó de la prisión en un carrito de lavandería en 2001, con 12 años restantes de condena.
Guzmán estuvo prófugo hasta 2014, cuando fue capturado en un hotel en la ciudad costera de Mazatlán, en el Pacífico mexicano.
Sin embargo, volvió a escapar de una prisión de máxima seguridad un año después. Esta vez, salió a través de un túnel de una milla de largo (1.600 metros).
Los investigadores tardaron casi seis meses en encontrarlo en un escondite en la ciudad costera de Los Mochis en enero de 2016. Luego fue condenado en Estados Unidos por dirigir una operación de tráfico de drogas a escala industrial y ahora cumple su condena en una prisión de máxima seguridad en Florence, Colorado.
La funcionaria penitenciaria Vicky White y el prisionero Casey White huyeron de un centro de detención en el condado de Lauderdale, el 29 de abril de 2022.
Finalmente, fueron capturados por las autoridades el lunes 9 de mayo en Evansville, Indiana. En esos 11 días, la guardia y el prisionero, que habían desarrollado una “relación especial” en la cárcel del condado, viajaron más de 200 millas (unos 320 kilómetros) a través de al menos cuatro estados, llevando consigo decenas de miles de dólares en efectivo para comprar ropa, pelucas, habitaciones de hotel y varios vehículos.
Los agentes detuvieron a Casey White, mientras que Vicky White murió a causa de lo que los investigadores creyeron que fue una herida de bala autoinfligida.
Casey White fue ingresado de nuevo en el Centro Correccional William E. Donaldson en Bessemer, la misma prisión en la que había estado a principios de ese año.
El asesino en serie Ted Bundy fue arrestado por última vez el 15 de febrero de 1978.
Había sido arrestado anteriormente, acusado bajo cargos de homicidio en Colorado, pero escapó, antes de ser capturado en Aspen unos días después.
Meses después, Bundy escapó de nuevo, lo que provocó una persecución a nivel nacional. Mientras estaba prófugo en Florida, mató a dos estudiantes universitarios y a una niña de 12 años.
Seis semanas después de escapar, Bundy fue aprehendido por tercera y última vez en Pensacola mientras iba en un automóvil robado.
Fue declarado culpable de tres cargos de homicidio, condenado a muerte en la silla eléctrica y ejecutado el 24 de enero de 1989.
Varios expertos han dicho a CNN que cuando las cárceles tienen poco personal, los empleados son propensos a cometer errores, que es el factor constante que contribuye a las fugas de las prisiones.
Joseph Gunja, un consultor de seguridad que anteriormente trabajó como guardia y director de varias prisiones federales, dice que incluso los errores más pequeños pueden provocar problemas.
“A veces es solo un pequeño error, como no cachear a alguien, o no registrar una celda, o permitir que un recluso entre en un área donde no debería estar… esas cosas se acumulan”, declaró Gunja a CNN.
Los expertos también dijeron que el hecho de que las instalaciones sean viejas, con equipos defectuosos, puede contribuir a las fugas.
La sheriff de la parroquia de Orleans, Susan Hutson, ha citado la falta de personal como un factor clave en la fuga de la cárcel de este mes. La cárcel solo tiene un 60 % de personal, y se necesitan 150 agentes más, añadió.
Además, señaló que las cerraduras están defectuosas y pidió fondos para actualizar las instalaciones.
Durante las búsquedas, la policía depende en gran medida de las comunidades locales para que les avisen sobre el avistamiento de reclusos fugados.
Una relación fracturada con el público dificultaría que la policía recapturara a los fugitivos, según Bryce Peterson, investigador científico que estudia las fuerzas del orden y los centros penitenciarios en CNA, una organización de investigación centrada en la seguridad.
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Karina Tsui, Cindy Von Quednow, Matt Rehbein, Taylor Romine, Chris Boyette y Zoe Sottile de CNN contribuyeron a este informe.
Dos fugas de cárceles captaron la atención de EE.UU., donde el público queda cautivado por las persecuciones policiales News Channel 3-12.
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