Por Kevin Liptak, Alayna Treene y Jeff Zeleny, CNN
Cinco días antes de su centésimo día en el cargo (y 93 días después de la fecha que él mismo se impuso para resolver el conflicto en Ucrania) el presidente Donald Trump está frustrado porque sus esfuerzos para mediar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania hasta ahora han fracasado, y ha dicho en privado a sus asesores que mediar un acuerdo ha sido más difícil de lo que anticipaba, informaron a CNN fuentes familiarizadas con las conversaciones.
Tras bambalinas, menciona con frecuencia cuánto se odian el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dijo una de las fuentes; un hecho que no sorprende, pero que (el presidente argumenta) complica aún más las negociaciones.
Este jueves, su frustración alcanzó su punto máximo cuando Rusia lanzó su peor ataque contra Kyiv desde el verano pasado, matando al menos a 12 personas. El ataque, dijo Trump, llegó en un momento inoportuno: justo cuando cree que está a punto de asegurar un acuerdo que, según dijo a sus asistentes, quiere concretar para su aniversario de 100 días.
“No me gustó lo de anoche”, dijo Trump a los reporteros en la Oficina Oval, donde se reunía con el primer ministro de Noruega. “No estaba feliz con eso, y estamos en medio de hablar de paz, y se dispararon misiles, y no estaba feliz con eso”.
Fue un momento raro de crítica dirigida hacia Rusia de un presidente cuya ira, al menos en su segundo mandato, ha estado mayormente dirigida a los ucranianos.
El intercambio arrojó luz sobre un creciente sentido de exasperación entre el presidente y sus asesores por su incapacidad para llevar a cabo una campaña de presión exitosa contra Putin para poner fin a la guerra. Trump se irritó ante la insinuación de un reportero de que no había ejercido presión sobre el líder ruso.
“No sabes qué presión estoy ejerciendo sobre Rusia”, replicó Trump. “Estamos ejerciendo mucha presión sobre Rusia, y Rusia lo sabe”.
Trump luego argumentó que “se necesitan dos para bailar tango, y también tiene que haber voluntad de Ucrania para cerrar un acuerdo”.
Moscú, dijo, ya ha hecho una concesión sustancial al no “tomar todo el país”.
“Detener la guerra”, dijo, es una “concesión bastante grande”.
Más temprano en el día, mandó un mensaje al presidente de Rusia en Truth Social, diciendo: “¡Vladimir, DETENTE!”, una súplica inusualmente personal para convencer a Putin de cesar el bombardeo aéreo.
“No es necesario”, lamentó Trump, “y un muy mal momento”.
Aún así, el raro destello de ira hacia Putin palideció en escala y alcance frente a la crítica sostenida de Trump hacia Zelensky de Ucrania, a quien acusó esta semana de prolongar la guerra en su propio país al no aceptar un plan de paz de EE.UU. que otorgaría a Rusia la mayor parte del territorio que ha tomado. Algunos aliados de EE.UU. están muy alarmados por esa propuesta, informó CNN el jueves, citando múltiples fuentes diplomáticas.
El mensaje de Trump en redes sociales a Putin constó de 30 palabras; su crítica dirigida a Zelensky apenas un día antes fue de 259.
Aunque Trump dijo nuevamente este jueves que no tenía “lealtad” hacia los líderes de ninguna de las partes del conflicto, esa cuestión está muy en el centro del camino a seguir para la administración pronta a cumplir 100 días. Pero por primera vez, señaló un plazo para su paciencia.
Cuestionado sobre qué haría si Putin continuara lanzando bombas sobre Ucrania, Trump respondió: “Preferiría responder esa pregunta en una semana. Quiero ver si podemos llegar a un acuerdo. No hay razón para responder ahora, pero no estaré feliz, déjame ponerlo de esa manera”.
Dentro de la Oficina Oval, el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, había traído consigo a su ministro de finanzas, Jens Stoltenberg, quien se desempeñó como secretario general de la OTAN durante el primer mandato de Trump.
Stoltenberg tuvo éxito en ese período al convencer a Trump de la importancia de la alianza de defensa y evitó una retirada de EE.UU. del bloque, ganándose una reputación como un “susurrador de Trump” en asuntos de defensa europea.
Trump el jueves pareció recordarlo con cariño, llamándolo “tremendo”.
Sin embargo, una hora después de que los noruegos salieran de la Casa Blanca, el actual jefe de la OTAN, Mark Rutte, llegó para su propia reunión con Trump, en una conversación que originalmente no estaba en la agenda del presidente.
La sesión se centró principalmente en la planeación de la cumbre de verano de la OTAN en La Haya. Algunos funcionarios europeos temen que Trump decida no asistir a medida que se agrava su enemistad con la alianza de defensa.
No obstante, Rutte también dijo a los reporteros en la entrada de la Casa Blanca que se abortó la situación de Ucrania. Después de que Trump insistiera más temprano en el día que Putin todavía quería alcanzar la paz, Rutte sonó decididamente menos seguro.
“Trabajé con él durante cuatro años entre 2010 y 2014”, dijo Rutte, describiendo el período en que se desempeñó como primer ministro de los Países Bajos. “Dejé de intentar leer su mente”.
Rutte continuó argumentando que los aliados europeos de EE.UU. comparten la opinión de que Rusia es una “amenaza a largo plazo”.
“Todos estamos de acuerdo, en la OTAN, en que Rusia es la amenaza a largo plazo para el territorio de la OTAN, para todo el territorio euroatlántico”, dijo Rutte a los reporteros.
El secretario de la OTAN dijo que “algo está sobre la mesa para Rusia” en términos de un acuerdo de paz con Ucrania, pero argumentó que depende de Rusia ceder.
“Los ucranianos están realmente jugando a la pelota, y creo que la pelota claramente está en la cancha rusa ahora”.
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Un frustrado Trump admite en privado que poner fin a la guerra en Ucrania ha sido más difícil de lo que pensaba News Channel 3-12.
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