Por Sophie Tanno, CNN
La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de centroderecha de Alemania está lista para volver al poder con la ultraderechista Alternativa para Alemania como segundo partido más grande, según muestran las encuestas de salida, después de unas elecciones anticipadas dominadas por las preocupaciones sobre la inmigración, la economía y el regreso de Donald Trump.
La sede del partido CDU se llenó de vítores y aplausos el domingo por la noche cuando se revelaron las encuestas de salida y quedó claro que el partido de la oposición estaba listo para convertirse en el grupo más grande después de las elecciones del domingo. Fuera del edificio, un pequeño grupo de manifestantes se reunió para manifestarse contra lo que perciben como la línea dura del líder del partido Friedrich Merz sobre la inmigración.
Merz declaró la victoria en el evento en el centro de Berlín, mientras les decía a sus partidarios “Empecemos la fiesta”, un aparente guiño a querer comenzar rápidamente las negociaciones de coalición.
Si la encuesta a la salida de urna se mantiene, la CDU obtendrá el 28,8% de los votos en las elecciones del domingo, lo que significa que Merz, un conservador de la vieja escuela que nunca antes había ocupado un cargo gubernamental, se convertirá en el nuevo canciller de Alemania, la mayor economía de Europa y el Estado más poblado del continente.
El partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) quedó en segundo lugar, según la encuesta a la salida de urna, con un 20,2% sin precedentes, lo que significa que el partido, que antes estaba al margen debido a que oficialmente se sospechaba que era extremista, ahora es una fuerza política importante. Sin embargo, se enfrenta a la exclusión del gobierno por parte de otros partidos, debido a un acuerdo de “muro de protección”.
El estado de ánimo en la fiesta electoral de la AfD era exultante cuando se supo que el partido casi había duplicado su apoyo, con la gente aplaudiendo y ondeando banderas alemanas. La colíder del partido, Alice Weidel, subió al escenario para decir a la multitud que aplaudía que la AfD “nunca había sido más fuerte”.
El Partido Socialdemócrata (SPD), de centroizquierda y al que pertenece el canciller Olaf Scholz, parecía encaminado a quedar en tercer lugar con el 16,2%, lo que indica un cambio radical en la suerte del partido desde las elecciones de 2021, cuando obtuvo el 25,7% de los votos.
También es notable en las encuestas de salida el resultado exitoso del partido socialista Die Linke, que obtuvo el 8,5%, lo que lo ubica cómodamente por encima del umbral del 5% necesario para ingresar al parlamento.
La coalición “semáforo”, liderada por Scholz, reunió a una alianza incómoda de tres partidos ideológicamente diferentes y su colapso desencadenó la votación anticipada del domingo, una rareza relativa en un país que ha tenido durante mucho tiempo uno de los sistemas políticos más estables de Europa.
Casi 60 millones de alemanes estaban habilitados para votar el domingo, según datos de la Oficina Federal de Estadística del país.
Los resultados preliminares del domingo por la noche ponen fin a un período electoral lleno de acontecimientos que atrajo una participación extraordinaria de los funcionarios de la Casa Blanca y que ha vuelto a ser escenario de un debate intenso sobre las políticas de inmigración de Alemania.
Trump generó conmoción en toda Europa tras seguir adelante con las conversaciones de paz sobre Ucrania con Rusia, excluyendo tanto a Kyiv como a los líderes europeos.
La reconstrucción de Alemania después de la era nazi se llevó a cabo bajo la alianza de seguridad de la OTAN liderada por Estados Unidos y su posterior prosperidad fue impulsada por la energía barata rusa y el comercio con China.
Lo que una vez fue una certeza ahora se ha desmoronado y si Merz –que se ha comprometido a enderezar el rumbo y ha prometido proporcionar liderazgo en Europa– se convierte en canciller, tiene una enorme tarea por delante.
Dos recientes ataques mortales, uno en Magdeburgo antes de Navidad y otro en Múnich la semana pasada –ambos perpetrados por inmigrantes con diferentes motivos– avivaron las llamas de la división en el período previo a la votación del domingo.
La AfD, acusada de utilizar a los inmigrantes como chivo expiatorio, ha aprovechado estos ataques para obtener réditos políticos y llegó a pedir la “remigración”, es decir, la expulsión masiva de inmigrantes, independientemente de su estatus de ciudadanía en Alemania.
Tanto la CDU como el SPD también aumentaron sus promesas en materia de inmigración irregular y protección de la seguridad interna tras los recientes ataques, lo que significa que, incluso si la AfD no llega al poder, ya ha dado forma al debate.
En el sistema alemán, es difícil que cualquier partido obtenga suficientes votos para gobernar en solitario y aún está por ver qué forma adoptarán las conversaciones para formar una coalición.
Sin embargo, algunos aspectos ya están claros; otros partidos grandes han dejado claro que la AfD no participará en ninguna negociación, lo que significa que está excluida del poder por ahora.
Parece probable que Merz llame a los socialdemócratas de Scholz (el otro gran partido centrista de Alemania) a formar un gobierno. Otro posible socio de coalición son los Verdes ecologistas, que formaron parte del gobierno de Scholz, denominada “coalición semáforo”.
En este momento se desconoce si Merz necesitará uno o dos socios para formar una mayoría. En Alemania, los gobiernos de coalición a tres bandas son poco frecuentes.
En general, podrían necesitarse semanas de negociaciones para formar un nuevo gobierno, lo que significaría más parálisis política para Berlín en un momento de gran incertidumbre.
Frederik Pleitgen y Nadine Schmidt de CNN contribuyeron con este reportaje.
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Friedrich Merz reivindica la victoria de los conservadores alemanes y sería el próximo canciller News Channel 3-12.
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